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La Palabra

**PRECAUCIÓN La lectura de este texto puede desencadenar cambios en líneas de tiempo y alteraciones en su percepción de la realidad con efectos irreversibles.


Las palabras son más antiguas que el fuego y que la rueda, son en efecto la primera herramienta humana. Sin palabras no puede existir el significado y sin significado no puede existir el pensamiento. ¿Cómo podríamos crear un plan si las cosas que nos rodean no tuvieran significado? no existirían preguntas ni respuestas, ¿en qué idioma pensaría nuestra mente?. Sin palabras no existiría una sociedad, ni sus hijos los egos. Pero, ¿acaso seríamos animales regidos por nuestros instintos y mecanismos de supervivencia? Ni siquiera, ya que la misma idea de una palabra es la de asignarle un significado a algo, en cuyo caso los instintos son también producto de formas arcaicas de palabras, en las que un estímulo equivale a una reacción. Tal vez por esto las palabras que pronunciamos para expresar múltiples estímulos básicos o reacciones son las más arcaicas, como por ejemplo para un susto (¡aaaah!) o para comida (¡mmm!).


Todas estas cosas te alaban como creador de todo. Pero, ¿Cómo las haces? ¿Cómo hiciste ¡Oh Dios!, el cielo y la tierra? Evidentemente no hiciste el cielo y la tierra en el cielo y la tierra, ni en el aire ni en las aguas, porque también estas cosas pertenecen al cielo y la tierra.


Tampoco hiciste el mundo en el mundo, porque no había lugar donde hacerlo antes de que se hiciera ese lugar de modo que existiera. Tampoco tenías nada en la mano para hacer con ello el cielo y la tierra, porque ¿Cómo podrías tener algo que no hubieras hecho y con lo que harías algo? ¿Qué cosa puede existir si no es porque tú existes?


En conclusión, pronunciaste una palabra y las cosas se hicieron. Las hiciste con tu palabra.”


Confesiones ~San Agustin~ 


El cómo llegaron las palabras a nosotros , de dónde y por qué son cosas de las que en realidad no tengo certeza, pero es mi pensar que provienen de la conciencia, que está antes que el pensamiento mismo y es externa a los cuerpos. Porque antes del pensamiento están los instintos animales y antes está la conciencia que es anterior a todo. Ya que es más lógico pensar que la conciencia proviene de la conciencia que pensar que proviene de la materia. El soplo de vida, que viene a este mundo a percibir y que luego crea palabras y pensamiento, para comprender, para divertirse haciendo preguntas y buscando respuestas. Porque ¿qué otra cosa quedaría por hacer si ya se sabe y se es, todas las preguntas y todas las respuestas?.


Siendo así, todas las cosas del mundo, el cielo y la tierra, el universo, podrían existir; o no. Sin palabras, sin significado ni pensamiento, no lo podríamos saber. Nada tendría sentido, nada sería procesable, interpretable o experimentable. Todo sería lo mismo, un mundo abstracto y sin sentido.


¨La conciencia¨ y ¨Dios¨ son dos conceptos que en múltiples ocasiones han sido comparados e incluso han sido mencionados como lo mismo, por varias clases de pensadores y guías espirituales de múltiples religiones. Un ejemplo es el guía espiritual Eckhart Tolle, y su libro ‘El poder del ahora’ en el que dice: 


La palabra ¨Dios¨ se ha convertido en un concepto cerrado. En el momento en el que se pronuncia se crea una imagen mental. Quizás no la de un anciano con barba blanca, pero si la representación mental de alguien o algo externo a uno.

 

La palabra ¨conciencia¨ o ¨el ser¨ no explica nada, pero tampoco lo hace la palabra ¨Dios¨, sin embargo, ¨ser¨ o ¨la conciencia¨ tienen la ventaja de ser conceptos abiertos. No reducen lo infinito, invisible a una entidad finita, es imposible formarse una imagen mental de ello.”


Entonces Dios que es la máxima conciencia, de la que proviene nuestra conciencia crea el mundo con la palabra.


Las palabras llegan a nosotros y nuestros instintos empiezan a existir, comenzamos a recoger significado de cada sonido, en cada olor, en cada sabor; cada criatura de la tierra obtiene su nombre y el mundo se crea frente a nosotros, que desde el momento en el que somos concebidos comenzamos a experimentar la vida. En cuanto se forman nuestros oídos y empezamos a percibir sonidos, muy pronto dejan de ser solo vibraciones en el espacio para ser identificados como la voz de la madre, y en cuanto abrimos los ojos, formas y símbolos empiezan a cobrar significado. Ese significado se va volviendo más y más complejo conforme vamos creciendo e incorporándonos en la sociedad; que viene siendo un consenso sobre el significado de las cosas. Porque solo si todos asignamos el mismo significado a los mismos sonidos, símbolos y objetos es que podemos comunicarnos, expandir el pensamiento, crear cultura, tradiciones y formas de pensar.


Con las palabras se crea el mundo y la realidad toma forma, ese es el poder creador de las palabras. Que aunque existan consensos sociales para el significado de las cosas, las mismas palabras pueden significar diferentes emociones para diferentes culturas. Mientras que para unos la lluvia es triste y melancólica para otros en un desierto la lluvia es alegría y fertilidad. El significado es mucho más que una definición, está asociado a nuestras emociones que son las que nos dicen cómo nos sentimos y que son muy necesarias para que la realidad se sienta bien. Así es como ante una cierta condición que es igual para dos personas, ellas pueden sentir emociones completamente diferentes, como: una madre que se alegra de saber que está embarazada y otra que se asusta y se estresa por no sentirse preparada. Por lo que la experiencia de la realidad de cada uno de nosotros es única y depende del significado que cada uno le de a las cosas y a las emociones con las que los asocie. 


Así, en las palabras que utilizamos y en cómo las utilizamos, puede estar escondida la solución a muchos de nuestros tormentos; y comprender este poder creador es importante para poder manifestar realidades en las que podamos crecer y ser felices. La comunicación y el significado de las cosas requiere que tengamos una relación de respeto en la que nos tomemos la molestia de comprender y de pronunciar no sólo bien, sino de pronunciar las palabras que resuenan y vibran con la energía que le queremos dar a nuestra realidad. Y del mismo modo seleccionar las que escuchamos y leemos.


El Sonido

Las palabras tienen diferentes formas de expresarse, la primera y más importante es a través del sonido. Ondas mecánicas que viajan a través del aire, la materia y el espacio que llegan a nuestros oídos ejerciendo presión que estos transmiten en forma de señales eléctricas a nuestros cerebros donde posteriormente son interpretadas y donde se les asigna significado. La ciencia detrás del sonido es amplia y dudo que en este texto pueda abarcar con detalle todas sus cualidades. De entre las cuales quiero resaltar la capacidad de viajar a través del espacio, cosa que hasta hace unos años se creía imposible, ya que en este planeta el sonido viaja como ondas a través del aire u otras formas de materia. El sonido ejerce presión en las partículas que transmiten la frecuencia y tonalidad en forma de ondas, pero en el espacio por ser vacío no contaría con partículas sobre las cuales desplazarse. Sin embargo en 2023 en el centro de nanociencia de la universidad de Jyräskylä, Finlandia se llevó a cabo un experimento que logró demostrar lo contrario, al transmitir sonido en el vacío. En el experimento se encontró que las vibraciones generan respuestas eléctricas que se pueden transmitir ya que los campos eléctricos sí pueden existir en el vacío. El experimento funcionó en un espectro de frecuencias desde los Hz y KHz hasta el Ultrasonido e Hipersonido. 


El sonido es la forma con la que podemos transmitir las palabras y significado a través del espacio, en el que pueden ser escuchadas por muchas personas más. No solamente eso, una palabra puede ser dicha en tonos y frecuencias diferentes así como con ritmo y llevar en ella un rastro emocional dando así una paleta de sonido tan amplia como para crear música, que no solo lleva en ella el significado literal y el rastro emocional sino que también puede vibrar con ritmos pegajosos que resultan más fáciles de recordar. Como cuando se nos “pega” una canción que se repite en nuestra mente, fortaleciendo así el mensaje creativo de esas palabras, transmitiendo y reforzando la realidad que se está expresando. Las palabras no solamente viajan desde nuestras gargantas a oídos atentos, sino que también impregnan el espacio que nos rodea, generan ecos perceptibles e imperceptibles y resuenan con cada superficie que alcanzan, impregnando así dicha energía en el medioambiente. 


En 1994 el científico japones Masaru Emoto llevó a cabo múltiples experimentos con muestras de agua pura, de las que congeló gotas y las examinó con un microscopio electrónico. Las fotografías mostraron hermosos hexágonos cristalinos parecidos a copos de nieve. Entonces repitió el experimento con agua de un río contaminado, pero en este caso las fotografías ya no mostraban los hermosos hexágonos sino una forma desestructurada. Su investigación no se detuvo ahí, continuó hasta demostrar cómo, los pensamientos, las emociones, las palabras, la música, incluso un escrito influyen sobre la geometría y estructura molecular del agua. Agua de la que el 70% tanto nuestro cuerpo como nuestro planeta está compuesto. 


El agua corre por nuestros cuerpos y emana por cada uno de nuestros poros, existe en el aire que respiramos en forma de vapor, y cae del cielo en forma de lluvia y nieve, está en las plantas, en el suelo y en otras criaturas. La totalidad de la creación, percibe y cambia con nuestras voces y nuestras palabras. Si comprendes el poder que tu mente y las palabras tienen, no te atreverías a pensar ni decir cosas que no quisieras que fueran verdad.


Los símbolos

La segunda forma en la que se transmiten las palabras son los símbolos, las letras y las figuras, ahora incluso transmitimos emociones y reacciones a través de emojis que suelen ser formas más eficientes de expresar cosas que pueden requerir muchas más palabras. El mundo evolucionó con la aparición de la palabra escrita, una nueva tecnología que le dio a nuestras ideas y palabras la capacidad de trascender el tiempo y el espacio; con la palabra escrita podemos ver en las mentes de personas que vivieron milenios atrás así como conocer lugares que ya no existen, también fue la primera forma de comunicarse con personas a muy largas distancias sin la necesidad de ir a verlas en persona. Esto en su momento fue tan revolucionario, como hoy lo es el internet y sus derivados, y fue el desencadenante de una crisis del significado como la que vivimos ahora. 


El pensamiento y la cultura se extendieron a nuevas dimensiones; de pronto quedando expuestos a nuevas ideas de todas partes del espacio y del tiempo, dando cabida a nuevas formas de aprender y de pensar, a más entendimiento y a nuevos significados de las cosas y consecuentemente alterando la realidad. Una de las ideas que evolucionó fue la de las deidades y la espiritualidad, que con la palabra escrita no solo evolucionó de culturas politeístas a nuevas monoteístas sino que también se expandieron con mayor eficacia sobre la tierra. Religiones como el cristianismo se democratizaron en occidente dándonos una nueva estructura sobre la cual vivir nuestras vidas de forma correcta y sobre la cual se construyeron algunas de las más prósperas civilizaciones. Con la llegada de nuevas formas de pensar y de comprender la realidad es normal que el pensamiento crítico evolucione y se cuestione estos conceptos que le dan fundamento, estructura y valores a nuestras vidas. Es normal que con la evolución de nuestras tecnologías de comunicación nos veamos expuestos a más información que nos haga cuestionar la eficiencia de los viejos consensos sociales, dejándonos en una especie de vacío espiritual y moral. Pero que con la adaptación y la consolidación de nuevas formas de comprender el mundo nos llevarán a un nuevos consensos más evolucionados.   


Así con cada avance tecnológico en nuestra capacidad de comunicarnos, el pensamiento y las estructuras sociales instaladas se siguen tambaleando para dar cabida  a nuevas ideas que van evolucionando. Un claro ejemplo es la evolución que se ha visto dentro del mismo cristianismo desde su aparición, transcurriendo hasta el día de hoy. Primero fue la comunicación escrita, después el papel, los barcos que transportaban estos documentos también evolucionaron, luego la imprenta, el telégrafo, la radio y el teléfono expandieron la comunicación oral, y la televisión combinó tanto la oral como la escrita, el internet, buscadores, redes sociales, algoritmos, inteligencia artificial. En cada uno de estos momentos la comunicación y el pensamiento se ha expandido, las palabras han cobrado nuevos sentidos y nuestras realidades han sido alteradas.


Las Pantallas

Llenas de símbolos, memes, emojis, música, conversaciones, videos, todo simultáneamente, de un lado al otro del mundo en fracciones de segundo. Son la tecnología que define nuestra crisis del significado actual, las que hacen que a veces las cosas parezcan no tener sentido. Esta tecnología nos puede catapultar de forma rápida y poderosa a crear nuestra perfecta realidad pero si no tenemos cuidado nos puede convertir en víctimas y peor aún, en esclavos incapaces de pensar por nosotros mismos.


El primer televisor fue creado en 1926 sin embargo sería hasta finales de la segunda guerra mundial que empezaría a democratizarse su uso, e incluso en Hispanoamérica empezarían a ser accesibles mucho tiempo después. Para aquellos tiempos la educación era todavía un lujo al que no todos tenían acceso y aunque ya empezaba a tener más alcance aún el acceso a la información no era para todo el mundo (me refiero a la mayoría de la clase trabajadora, ya que en aquellas épocas de igual manera eran accesibles libros y educación superior, que nos dio asombrosos profesionales) Para nuestros abuelos y bisabuelos tener acceso a información desde una pantalla y sin tener que leer era una nueva posibilidad que no se podía rechazar y que fue recibida con alegría, y todo lo que salía en esa pantalla se le concedió la autoridad que podría tener cualquier profesional, cualquier libro, cualquier sacerdote. Así las pantallas llegaron a nuestra sociedad y muy pocos las cuestionaron, una nueva era de la información había comenzado. 


El peor error fue darles toda la confianza y autoridad. La televisión se encendía y los ojos de miles de personas observaban ansiosos, absorbiendo toda clase de nuevas ideas, propaganda y comerciales, de los negociantes que ofrecían sus productos a mercados más grandes. Así nació el mercadeo, cuyo único objetivo es el de entender nuestras mentes lo suficiente para poder implantar en ellas una idea; la idea de que necesitamos algo. Esta idea nos sería repetida todos los días, una y otra vez, con imágenes coloridas, canciones y chicas bonitas que nos ofrecían sus inocentes productos; pero que sembraron las semillas de ideas muy corrosivas en lo profundo de nuestro subconsciente. La idea de necesitar más, la idea de no tener suficiente, la idea de que la felicidad se compra, la idea de que la belleza se ve como en la televisión, la idea de que nuestra salud está en un pastilla. La idea de la escasez, es justo la idea que había que implantar en nuestras mentes para convertirnos en consumidores materialistas y esclavos del dinero; la idea con la que se construyó una nueva sociedad y una nueva economía de consumo. Con la que se alteró la realidad de millones de personas dramáticamente. El mundo cambió, grandes edificios, carreteras, centros comerciales, cines, condominios y masas de personas emigrando a las ciudades.


Las pantallas nos convirtieron en animales domesticados, que se levantan en la mañana y marchan en procesión a sus puestos de trabajo, con el que se ganarán el dinero que les costará mantener dicho estilo de vida. Delegando así el cuidado de la familia, de la salud, la educación a instituciones que nos preparan para continuar con el ciclo e ir volviéndolo cada vez más eficiente. Esta es una realidad que ha sido impuesta sobre muchos desde hace mucho tiempo y que ha evolucionado en sus métodos; esta realidad es la consecuencia de simplemente haber aceptado y glorificado todo lo que las pantallas nos ofrecen. 


Pero sería un error pensar que este mal proviene de la propia tecnología, al final de cuentas la tecnología solo es una herramienta que tenemos que aprender a usar conscientemente. Por ejemplo: Nadie en su sano juicio tomaría una motosierra y se la daría a un niño para que juegue con ella, tampoco la tomaría para tratar de sacar recortes de una revista, ni para llevarla a la oficina y usarla como pisa papeles. Nadie en su sano juicio trataría de usarla para cortar un árbol sin antes haber aprendido la forma correcta de utilizarla. El peligro es demasiado claro, demasiado evidente; un mal uso de una motosierra nos puede dejar sin una pierna, o peor. Pero el uso apropiado de la herramienta puede darnos resultados excelentes, puede mejorar la productividad de quien tenga la necesidad de usarla con el objetivo para el que fue hecha.


Ver las pantallas como herramientas de aprendizaje, herramientas de productividad y como potenciadores de ideas y de la realidad es la forma correcta de hacerlo. Así como el uso inapropiado de la motosierra, las pantallas nos puede hacer perder una parte de nosotros; nuestra mente, nuestra salud mental, el alma y nuestra autenticidad. Pero con el uso consciente y apropiado en el que sabemos con cuál objetivo se utiliza esta herramienta y cómo puede ser mal utilizada. Las pantallas tienen un potencial educativo impresionante, con ellas podemos acceder a información necesaria para nuestro trabajo así como acelerar procesos que tomarían mucho más tiempo si fueran hechos manualmente (como la edición y publicación de este texto). Las pantallas pueden reforzar nuestra realidad con contenido relevante que reafirme nuestras intenciones.


Algoritmos

Los años que tenemos de contar con internet y redes sociales han sido suficientes para crear cantidades inmensurables de información de todos los temas habidos y por haber. Por lo que muy rápido, herramientas digitales como motores de búsqueda y redes sociales empezaron a brotar. Para muchos de nosotros estas plataformas no son más que herramientas con fines específicos, pero todas están hechas a base de algoritmos, que filtran de las inmensurables pilas de información en el internet, lo que es relevante para nosotros, algo sumamente necesario para no tener que pasar horas escarbando entre el montón de cosas irrelevantes con las que nos podríamos encontrar en el internet. Los algoritmos identifican nuestros intereses y nuestros patrones de comportamiento con el fin de que antes de que queramos buscar algo en el internet esa información esté en nuestras manos.


Acá el poder de las pantallas se potencia enormemente al dar a las empresas acceso para identificar nuestros patrones de conducta, patrones de consumo y de plano nuestros intereses. Esta información es clave para que los negocios dirijan sus publicidades a las miradas de potenciales compradores y no a las de los que no les será relevante. Acá es donde se manifiesta la máxima expresión de nuestra sociedad de consumo, la misma que desde hace 80 años nos manipula con las ideas del consumismo que ahora son entregadas a nosotros incluso cuando no lo deseamos. Esto sin contar que el promedio de información consumida al día de hoy es 3 veces más que en los años 1960.


Los algoritmos nos dan la posibilidad de recibir más y mejor información, más rápido, más eficazmente e información más relevante. Y es por esta razón, que no debemos hacer un uso que no tenga un objetivo claro e intencionado, o verlos como meras herramientas para el ocio o juguetes [esto sería como salir a jugar baseball con la motosierra]. Un uso inconsciente de los algoritmos les va a indicar, primero que nada, que es nuestro interés perder el tiempo, y que nada en particular es de nuestro interés; dándole libertad al algoritmo de apelar a nuestros instintos animales y nuestro subconsciente, y empezará a buscar el contenido con las mejores posibilidades de capturar nuestra atención y de retenerla. Para algunos serán videojuegos, para otros dramas faranduleros, música popular, compras, chistes, memes, caricaturas, toda clase de videos e imágenes depravadas que terminen en pornografía; lo que sea. 


Una vez que el algoritmo identifique lo que “nos interesa” empezará a suplirnos de búsquedas más y más optimizadas, y más “relevantes”. O en otras palabras no sólo identificará  que nos gustan los videojuegos, sino cuáles videojuegos nos gustan y cuáles que no sabemos que existen nos podrían gustar; lo mismo con cualquier otro tema de los mencionados. Después de caer ahí y darnos cuenta que una o más horas han pasado frente a la pantalla, no solo habremos perdido valioso tiempo, sino que no nos sentiremos mejor, ni siquiera bien; nos sentiremos como adictos a la dopamina, que regresan de un “mal trip”. El daño podrá no ser físico como el que habría causado una motosierra, pero habrá sido un considerable daño a nuestra salud mental.


A pesar del claro peligro, sobre todo por vivir en una cultura que ve y utiliza estas herramientas para el entretenimiento y la distracción de manera histórica. Soy del pensamiento de que podemos hacer un buen uso de estas y sacarles muy buen provecho. Podemos aprender más cosas más rápido, aprender de los mejores profesionales del campo en el que estemos interesados, podemos también enseñarle al algoritmo las ideas y el tipo de información que si nos interesa, con la que podemos mejorar nuestra salud, nuestros trabajos y nuestra calidad de vida. Podemos llenar nuestras vidas de las palabras, y las ideas que nos ayuden a crear una realidad hermosa, a evolucionar y convertirnos en una civilización que domina sus herramientas, y no en una de monos con metralletas. El uso consciente de los algoritmos y las pantallas no se nos ha enseñado como la forma más intuitiva de usarlos, incluso tal vez no están exactamente diseñados para ese uso y usarlos de manera consciente resulte más complejo. Las empresas detrás del mercadeo invierten millones para retener nuestra atención con toda clase de truquillos psicológicos. Entonces, hacer un uso consciente de esta tecnología puede sonar genial pero ¿cómo?.


Escogiendo bien nuestras palabras, las que decimos, las que escuchamos, la música y la información que consumimos y la información que le enviamos al mundo. Las palabras son mágicas, llevan energía y crean la realidad; las palabras son una habilidad única de los humanos y se nos ha entregado por voluntad de fuerzas más grandes y poderosas de lo que podemos comprender. Esta es la llave para cambiar nuestras vidas, y está en nuestras manos o mejor dicho, en nuestras mentes y gargantas.


Seleccionar bien nuestras palabras nos puede cambiar desde adentro, como en el experimento del Dr Emoto. Escojamos palabras santas, poderosas, abundantes, saludables, optimistas y busquémoslas en los medios, enviémoslas a todas partes, para que resuenen y transformen nuestra realidad para bien.


Tips: 


  • Practicar pensar por uno mismo.

    -No solo repitas lo que ves en internet.

    -Lee para aprender sobre buenas ideas.

    -Toma esas ideas y escribe sobre lo que tú entendiste.

    -Escribe como una forma de ver tus propios pensamientos desde otra

    perspectiva.


  • Usa por lo menos 1 hr al día para las dos personas más importantes:

    -Tú.

    -La persona en quien te quieres convertir.


  • La vida de muchas personas está determinada por la forma en la que escogen curar su aburrimiento.

    -Elige distraerte a propósito con propósito.

    ~Busca música sin letra o con letras positivas.

    ~Aprende algo nuevo en lugar de la serie.

    ~Lee 15min de un libro (en modo avión).

    ~Deja de seguir canales y perfiles de eso que te distrae.

    ~Utiliza parte de tu tiempo en redes sociales para dar dislikes.


(Esto último ES MUY IMPORTANTE) Así es como entrenamos el algoritmo para que trabaje para nosotros y acá lo explico un poco.


Es muy fácil solo repartir likes a cuanta cosa bonita nos encontramos en redes, esto solo le dice al algoritmo que todas estas cosas son agradables. Pero al dar dislike o la opción de no me interesa le estamos diciendo al algoritmo puntualmente el tipo de cosas que no queremos ver.


La opción del dislike es una que ha sido removida de varias plataformas de redes sociales, pero no de todas. En instagram, por ejemplo, es necesario entrar en las opciones de la imagen no deseada y darle a la opción de no me interesa. Esta opción suele estar por ahí no tan visible en muchas redes, búscalas.


Algunos ejemplos de cómo afecta: Si eres adicto a los videojuegos y lo sabes, sabes que probablemente ese tipo de información es con la que te van a distraer. Si no eres un adicto, pero al contrario eres, por ejemplo, un hombre que ama a su pareja con la verdadera intención de ser el mejor para ella, toda clase de foto o video de “inocentes” chicas bonitas viéndose lindas en internet va a ser una distracción. Como dice el Bhagavad Gita “Esos que con nada se comprometen son distraídos por todo” y eliminar la distracción es parte del compromiso. Si la farándula o los memes o cualquier otro tema es tu punto débil, ya sabes como decirle al algoritmo que ya no quieres más.


Cuando hagas esto y refresques tu perfil un par de veces verás que los videos y fotos de esos temas desaparecerán por un tiempo, pero es probable que te los vuelva a sugerir en algún momento, por eso es importante siempre dedicar unos 5 minutos a recorrer el explorador en busca de las cosas que no queremos que nos aparezcan. También empezará a sugerir nuevos temas potencialmente adictivos que seguirás rechazando hasta que domes al animal y que empiece a trabajar para tí. 


La repetición de este ejercicio también nos va a volver más y más resistentes a estas distracciones, y puede que empecemos a verlas con molestia, ese suele ser también el momento donde el algoritmo suele empezar a entender que va a tener que buscar mejor la información que nos sugiere. 


El último tip no es menos importante.


  • Di más estas palabras, solo, dilas. En voz alta. Díselas al agua que te tomas, díselas a tu teléfono, díselas a otros, ¡dilas a ti mismo! Búscalas en google y escribe con ellas todos los días.

    1. Gracias (Lleva energía de abundancia).

    2. Puedo (Lleva energía del poder).

    3. Me encanta (Lleva energía de la belleza).

    4. Me siento bien (Lleva energía de la salud).

    5. Felicidades (Lleva energía del logro).

    6. Te amo (Ya sabes cual energía lleva).




 
 
 

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