No tengo nada de qué escribir, pero quiero hacerlo, aquí estoy moviendo la mano sobre el papel, esperando a que me pregunte algo.
Así pasa a veces, yo me siento aquí y empiezo a conversar con este cuaderno; al que también podría llamar mi psicoanalista.
Guardo silencio, a veces largo e incomodo, hasta que me pregunta algo; Y yo empiezo a hablar y hablar.
Él es muy bueno escuchando, nunca me interrumpe, siempre toma nota de todo. Así logra guiarme, a través del espacio de mi mente.
Antes, pensaba que no había nada ahí que no entendiera ya, pero él me enseñó que no; el espacio de mi mente está lleno de constelaciones.
Cosas que no entiendo aún, cosas olvidadas, y cosas que siempre han estado ahí, antes de que yo llegara.
Explorando el espacio, a veces escucho una voz, muy tímida, pero a la que he ido conociendo.
Yo le cuento mis historias y ella me cuenta las suyas, yo le pregunto cosas y ella me da consejos, aunque yo no siempre entiendo.
Desde que conversamos todo está mejor; por eso ahora, no pasa un día en que no me siente aquí, a conversar con ella.
A explorar y extraer, los a veces extraños, a veces divertidos, y los a veces profundos contenidos de mi mente.
Aquí, en este blog están algunas de las extracciones que han quedado en mis cuadernos, sobre todo, las que parecen ser, no solo para mí. Son para todos, por eso están aquí.

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